Podemos entender el “aprendizaje” como un proceso amplio, integral y continuo en el cual los sujetos desarrollan o adquieren conocimientos, habilidades y actitudes para responder eficazmente a los cambios del medio, evolucionar, transformar y progresar.
Pero el aprendizaje es, además, un proceso de socialización donde los más jóvenes determinan la manera de pensar, sentir y actuar. Es un proceso de cada individuo pero se da en un marco social de relaciones. La acción educativa en los centros va dirigida a que aprendan contenidos (aprender a “saber”), que está relacionado con el conocimiento, la comprensión del mundo y la información, pero también se dirige a que aprendan a “saber hacer”, que pone en práctica el conocimiento y hace posible la formación integral y el desarrollo de habilidades y destrezas como comunicarse, argumentar, reconocer al otro y autoevaluarse críticamente y, por último, el “saber ser”, relacionado con la expresión de sentimientos, intereses y valores, con la capacidad de dar cuenta de los actos, la autonomía entendida como la relación con la norma, la aceptación del otro con sus creencias, la personalidad y el compromiso. La combinación de todos estos elementos configuran las COMPETENCIAS BÁSICAS de nuestra comunidad autónoma, como la forma en que las personas logran movilizar todos sus recursos personales (cognitivos, afectivos, sociales, etc.) para lograr el éxito en la resolución de una tarea en un contexto definido.
En esta dimensión el alumno es un ser social que vive en relación con otros, en el ámbito de la escuela, y los grupos son las formas de expresión de los vínculos que se establecen entre ellos.
Cuántas veces intentamos que aprendan individualmente a resolver los conflictos y terminamos reconociendo que las soluciones a la mayoría de los problemas difícilmente se logran por acciones individuales y aisladas. Según Ferreiro (2000) la escuela debe preocuparse cada vez más por enseñar a los alumnos a relacionarse y participar.
Es aquí donde “el aprendizaje colaborativo” se presenta como una alternativa, pues hace realidad el principio de igualdad de derechos convirtiéndose en igualdad de oportunidades. Además fomenta el valor de trabajar juntos, el respeto, la tolerancia, el pensamiento crítico y creativo, la habilidad de tomar decisiones, la autonomía y la autorregulación. Por lo tanto, el aprendizaje colaborativo es un modelo educativo innovador que propicia una forma diferente de organizar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Todo cambio genera una natural resistencia y la aplicación de esta metodología de trabajo no es para menos. Existirá al principio una cierta resistencia entre los alumnos, sobre todo en los alumnos más aventajados, pues dejarán de “competir” para “colaborar”.
Además estamos acostumbrados a trabajar de manera “individualista”, en donde los propios objetivos de aprendizaje nada tienen que ver con lo que hagan los demás. Y existirá resistencia a nivel del profesorado, pues incorporar nuevas estrategias y metodologías siempre implica esfuerzo, pero para ambos, alumnos y profesores, los beneficios serán mayores.
Esta actividad pretende aportar un camino añadido a la acción educativa que se realiza en los centros por parte del profesorado y que aporta multitud de buenos resultados. Es la combinación de distintas estrategias con el fin de lograr el máximo desarrollo personal y social posible de nuestros alumnos en cualquier intervención educativa, aunque sean diferentes, e incluso muy diferentes entre sí.
En enero de 2021, con el curso escolar 2020-2021 ya avanzado, entró en vigor la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre (LOMLOE) por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006 de 3 de mayo de Educación (LOE).
La nueva LOE resultante de de las modificaciones aplicadas, tiene un enfoque renovado, orientado hacia la igualdad de género, el interés superior del menor, defensa de los derechos de la infancia, la mejora continua de los centros educativos, la personalización del aprendizaje, la competencia digital y el desarrollo sostenible.
La LOMLOE solamente consta de un artículo, pero hace más de cien modificaciones a la LOE y, además, se encuentra plagada de disposiciones adicionales, transitorias y finales, que complican el en entendimiento de qué normativa, previa a la modificación o posterior, aplicar en cada momento del tiempo.
Así, tanto equipos directivos, como el profesorado en general se enfrenta de nuevo a la complicada tarea de gestionar los centros educativos y redactar documentación tan importante como las programaciones didácticas en un entorno legislativo que aplica cambios progresivamente.
Este curso quiere dar respuesta a ese reto al que se enfrentan los docentes y opositores, clarificando el conjunto de modificaciones que establece esta nueva ley, definiendo el momento en el que debe aplicarse cada uno de ellos en cada etapa educativa, y estudiando detalladamente el texto final resultante de la LOE, que contiene todas las modificaciones vigentes aplicadas en la misma.
El juego es una actividad necesaria para los seres humanos teniendo suma importancia en la esfera social, puesto que permite ensayar ciertas conductas sociales; a su vez, es una herramienta útil para adquirir y desarrollar capacidades intelectuales, motoras, o afectivas, y todo esto se debe realizar de forma gustosa y sin sentir obligación de ningún tipo; además, como para el resto de actividades, se requiere disponer de tiempo y espacio para poder llevarlo a cabo.
El juego puede resultar especialmente atractivo si logramos dotarlo del enfoque adecuado, la utilización de este recurso posibilita de gran manera la adquisición de algunas de las competencias básicas citadas, tanto en la normativa nacional, como en la autonómica vigente, teniendo especial relación con la consecución de la competencia en el conocimiento e interacción con el mundo físico, competencia social y ciudadana, competencia cultural y artística, competencia para aprender a aprender y competencia de autonomía e iniciativa personal, y a nivel regional, además la competencia emocional.
A través del curso “EL JUEGO COMO RECURSO DIDÁCTICO EN LA EDUCACIÓN” el docente puede adquirir los conocimientos necesarios para utilizar el juego como una herramienta más que ofrecerse a sí mismo y a sus alumnos/as, con el objetivo final de obtener y aplicar en la realidad del aula una metodología alegre y motivadora a la vez que eficaz.
Para ello es imprescindible hacer un repaso sobre aquellos conceptos y clasificaciones que en la actualidad existen y que si son esos y así, es en gran medida gracias al tratamiento que se le ha dado al “juego” a lo largo de su historia, no solo a nivel conceptual sino principalmente por el uso, el valor y los efectos que el juego sirve u ofrece al desarrollo de las personas y por consiguiente al desarrollo de los propios alumnos.
Por eso es fundamental que conozcamos también a través del curso las diferentes etapas evolutivas por las que nuestros alumnos/as atraviesan en relación con el juego, así como nuestro papel de educadores.
Es importante de igual manera conocer y dominar el lugar desde el que parte o en el que está situado el juego en el currículo, que es el punto de partida para la utilización de la aplicación del juego como recurso educativo.
Este conocimiento y manejo del currículo se deberá unir a aquellas orientaciones didácticas ofrecidas en el curso, tanto a nivel metodológico, como estructural, organizativo, así como evaluativo; para poder trabajar con el juego como un recurso verdaderamente didáctico en la educación, sin olvidar que es un elemento especialmente válido para dar respuesta a la diversidad del alumnado y con especial relación con las tecnología de la información y de la comunicación.
La educación hoy en día requiere algo más que el mero aprendizaje de ciertos conocimientos curriculares.
La capacidad para responder a las complejas demandas del entorno, altamente cambiante, exigente y competitivo, hace que la adquisición de competencias como la emocional sean clave para un pleno desarrollo personal, social y profesional.
El mercado laboral exige competencias como el autoconocimiento, la regulación de las emociones propias, habilidades sociales como la escucha activa o la comunicación eficaz, la motivación y la empatía. Habilidades emocionales que junto con el desarrollo del bienestar psicológico y social y de ciertas habilidades cognitivas como la atención y la concentración, se engloban dentro de la práctica del desarrollo integral de la persona y cuyo aprendizaje están cobrando cada vez más relevancia dentro de ámbitos como el educativo, bajo la práctica de Mindfulness o atención o conciencia plena.
Problemas como el estrés y la ansiedad, que sufre actualmente la población en general y el profesorado y el alumnado en particular y sus consecuencias negativas inciden en el propio proceso de enseñanza-aprendizaje mermando de forma significativa la calidad de la enseñanza.
En este campo son cada vez más numerosos los estudios científicos que demuestran los beneficios derivados de la práctica regular de Mindfulness en la mejora de los síntomas físicos y psicológicos asociados a estos problemas y por tanto en la mejora de la salud física y mental, así como los cambios que se producen en las estructuras cerebrales, en las áreas cognitivas y emocionales.
En el contexto educativo diversas investigaciones han demostrado igualmente efectos beneficiosos tanto en el profesorado como en el alumnado, en la reducción del absentismo escolar y la conflictividad, mejorando el rendimiento académico de los alumnos y el clima en el aula.
Con el desarrollo de esta acción formativa se pretende introducir la práctica de Mindfulness adaptada al contexto educativo, dirigiéndonos a maestros y/o profesores, con el fin de que éstos adquieran herramientas que les que permitan aprender para posteriormente transmitir el cultivo de ciertas habilidades cognitivas, como la atención, la concentración y su autorregulación, habilidades emocionales, así como adquirir técnicas para relajarnos, desestresarnos, mejorar la calidad de nuestras vidas y en definitiva educar y aprender mejor. Estas habilidades o capacidades se desarrollan y perfeccionan mediante la práctica de sencillos ejercicios de autorregulación de la atención que se focalizan en la respiración, el cuerpo, las sensaciones, los propios pensamientos y emociones, así como en la realidad que nos rodea.
La atención es la primera fase para el conocimiento y por tanto para la conciencia.
La educación en el marco docente, hace ya tiempo que no se entiende como la mera transmisión de conocimientos, si no que se comprende como el desarrollo global e intregral de las diferentes habilidades que integran a la persona en sus diferentes ámbitos.
El mundo va evolucionando rápidamente, nuevos y numerosos retos van surgiendo, y en el entorno docente debemos conocerlos y estar preparados para formar a los menores en su capacidad de afrontarlos adecuadamente. No hay más que pararse a pensar, por un momento, por ejemplo, todo lo que nos está aportando las nuevas formas de comunicación o las nuevas tecnologías.
Nuestra pretensión con este curso es fomentar el aprendizaje de los aspectos favorecedores que ayudan al desarrollo integral y adecuado de los menores, desde el respeto, la confianza y el valor a la persona.
Se trata de preparar a nuestros docentes para enseñar a los menores a saber hacer frente y superar con éxito aquello que pudiera suponerles un obstáculo para su crecimiento. Esto se hará través de la PREVENCIÓN, y gracias a la FORMACIÓN.
Dentro de este entorno, hemos visto la necesidad de abordar la formación en seguridad como algo demandado por los educadores. Desde un punto de vista realista y positivo, pensamos que podemos dar respuesta a las principales dudas que surgen a la hora explicar las situaciones que hoy en día pueden suponer un riesgo para el menor.
En tema que nos ocupa nos centraremos en estos dos ámbitos:
COGNITIVO Y EMOCIONAL